Además de una cuarentena en donde muchas personas han optado por trabajar desde casa con la integración de nuevas tecnologías y el retomar una disciplina de correcta higiene que se había perdido, la pandemia del SARS-CoV-2 nos deja otros aprendizajes en el sector empresarial nacional e internacional.
El SARS-CoV-2 ha hecho salir a la luz los graves problemas que tenemos actualmente en nuestras cadenas de logística y suministro, al punto de que algunas empresas se han visto en la necesidad de detener procesos productivos por la disrupción que la pandemia ha ocasionado en su suministro y logística; por lo que se presenta una singular oportunidad en medio del caos: reestructurar nuestras cadenas de logística y suministro, implementando estrategias que reduzcan el riesgo de escenarios que solían parecer inciertos hace unos meses y que favorezcan el fortalecimiento de la actividad empresarial, revisando a detalle los costos de implementación y movilidad del capital humano.
El 11 de marzo del presente año, el Institute for Supply Management, publicó un estudio basado en una encuesta hecha a usuarios, de los impactos que se habían percibido hasta esa fecha en la cadena internacional de suministro de bienes y los datos reflejan lo frágil que las cadenas de suministro son: el 75% de las empresas encuestadas señalaron haber sufrido algún tipo de disrupción en sus cadenas de suministro; adicionalmente el 80% cree que en algún momento de la pandemia su cadena se verá afectada. Como nota adicional, el 16% de las empresas encuestadas han visto necesario reducir sus perspectivas de crecimiento en promedio un 5.6%.
¿La solución? Un plan estratégico integral que va desde la diversificación de la cartera de proveedores; la integración de esquemas legales ad hoc que integren el concepto de fuerza mayor en los contratos y convenios que se firmen con motivo de las cadenas logísticas y de suministro (tanto nacionales como internacionales); el desarrollo de cadenas de respaldo que puedan subsanar las fallas de las principales, buscando la diversificación de proveedores respecto a su país de origen y rutas que se deben de cumplir para su ingreso al país; desarrollo de planes de contingencia flexibles que permitan agilizar las disrupciones y que puedan ser puestos en marcha ante el primer síntoma de una posible disrupción de la cadena; gestión de alianzas entre integrantes de la misma industria, y por qué no, con jugadores de otras industrias que también requieran la implementación de cadenas de suministro en territorio nacional para complementar la cadena logística; la contratación de seguros que cubran el riesgo y la posible pérdida por la fuerza mayor. Sin duda alguna, las alianzas en tiempos de crisis pueden coadyuvar a mitigar ciertos riesgos y potencializar posibles rendimientos dispersando costos entre más participantes en beneficio de los usuarios y consumidores finales, para que a su vez, se mantenga lo más fijo y estable posible el gasto corriente y flujo de recursos.
En la medida que se empiece a integrar un plan de respuesta robusto para contener y mitigar los riesgos generados por emergencias sanitarias, pandemias, casos de fuerza mayor, etc., en nuestra cadena de suministro y logística, será mucho más sencillo afrontar las condiciones generados por los factores externos y con la tranquilidad de tener un respaldo que permita la continuidad en las operaciones de las empresas dedicadas a la transformación de insumos y la comercialización de productos terminados.
Para consultar el estudio del Institute for Supply Management, favor de visitar la página https://bit.ly/2V8rl5O