Estamos en presencia de una situación que en tiempos modernos no habíamos vivido y que, sin duda alguna, representa un riesgo para la continuidad en la operación de muchas empresas y negocios, pero también representa una oportunidad para hacer una evaluación y buscar nuevos modelos de negocio que permitan la continuidad en la operación.
Resulta casi imposible el no remontarse a las pandemias que azotaron Europa en la Edad Media y analizar el impacto que tuvieron dichas pandemias en la vida de las personas y en la economía global: la sociedad del medioevo se tardó aproximadamente 100 años en recuperase de los impactos sociales y económicos.
Por suerte, vivimos en el siglo XXI y tenemos un aliado poderosísimo para reducir, contener y superar de la mejor forma posible los impactos de la pandemia del COVID-19: la tecnología.
Optimizar las operaciones con la integración de la tecnología.
Tarde o temprano la integración de la tecnología para el desarrollo de nuevos modelos de negocio iba a suceder; tenemos en nuestras manos la oportunidad de tomar ventaja de la situación que predomina actualmente y acelerar el proceso de integración de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) en nuestra actividad empresarial, tomando una ventaja competitiva a nivel local y a nivel internacional.
El cambio no tiene que ser radical y drástico, puede suceder de forma paulatina. Pero lo que es seguro es que ese cambio tiene que suceder: problemas modernos requieren soluciones modernas. El distanciamiento social ha obligado a las empresas a implementar modelos de trabajo vía remota (teletrabjo), lo que ha llevado a buscar alternativas para mantener la conectividad entre todas las partes integrantes. Herramientas que se utilizaban con propósitos sociales como WhatsApp, han permitido optimizar la comunicación por medio de los grupos; Skype también se ha convertido en una herramienta que facilita la comunicación.
Otras herramientas que pueden facilitar la transferencia de información y la comunicación entre los integrantes de las empresas son herramientas online (computación en la nube), programas para videoconferencias, calendarios en línea, programadores de tareas y gestión de actividades.
Sobra decir que es de vital importancia salvaguardar la seguridad de la información que se comparta vía TICs por lo que es necesario la implementación de esquemas de seguridad y verificación de identidades que cumplan con los objetivos internos de seguridad de la información de la empresa.
Cosas que debemos de aprender de la pandemia del COVID-19.
- Si bien el trabajo tradicional desde una oficina seguirá siendo parte fundamental de la operación de la actividad empresarial, es necesario contar con planes de contingencia que mitiguen el riesgo de situaciones que se puedan generar por futuros casos fortuitos o de fuerza mayor.
- La comunicación con los clientes es indispensable, por lo que tener una base de datos actualizada será parte fundamental para mantener la continuidad de las operaciones; la atención al cliente tiene que encontrar una continuidad, a pesar de que el trabajo se haga de forma remota.
- Proactividad: una vez que se tenga conocimiento de situaciones que puedan generar un riesgo en la operación de la empresa, es necesario la implementación de los planes de contingencia; es un error esperar a tener el problema encima por lo que actuar con diligencia y proactividad generan un valor adicional que ofrecer a los clientes.
- Bases de datos digitales: para poder implementar planes de contingencia es importante contar con una base de datos que sirva de respaldo para la organización y que resulte más sencillo el trabajo remoto.
Estamos viviendo una situación sin precedentes y sobre la marcha se irán solventando cuestiones emergentes que se presenten en la actividad diaria empresarial; lo que no deja lugar a duda es que el sector privado de México será el pilar sobre el cual descanse el reactivar la economía e impulsar el desarrollo.
